El sacapuntas
El Sacapuntas
Carlitos era un buen estudiante y un niño de buenas costumbres. Un día vio que a otro niño se le caía el sacapuntas, y rápido se apresuró a recogerlo para entregárselo al niño. Pero cuando lo vio en su mano dijo: ¡es el sacapuntas más bonito que he visto! ¡Tiene unos dibujos y colores tan bonitos! De manera que Carlitos dejó al niño marchar, convencido de que le vería al día siguiente para devolverle el sacapuntas.Cuando Carlitos llegó a su casa, observó con más cuidado el sacapuntas, y cada vez le gustaba más ¡Es que es tan bonito!
Entonces decidió probarlo: ¡Qué bien saca la punta de mis lápices!
Durante la cena, Carlitos dejó el sacapuntas en su mano y le preguntó a su mamá:
- Si yo encuentro algo en la calle, ¿puedo quedármelo, verdad?
- Solo te lo puedes quedar —contestó la madre sabiamente—, si no hay forma de devolvérselo a su dueño.
- ¿Y si yo lo necesito? —Preguntó Carlitos— ¿Es justo que lo devuelva?
- ¿Mi compás nuevo? —interrumpe Carlitos, alarmado.
- Sí, tu compás nuevo —continúa la madre— ¿Verdad que no sería justo que la niña se quedara con tu compás aunque lo necesitara?
- No —Dijo Carlitos con decisión.
- Ponerse en el lugar de la otra persona —explica la madre—, se llama empatía. Y devolver algo que no es de uno, se llama honestidad. Siempre que no estés seguro de si algo es justo o no, usa la empatía y la honestidad.
Comentarios
Publicar un comentario